lunes, 27 de agosto de 2012
SOY EL MILAGRO MAS GRANDE DE LA NATURALEZA
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Desde el comienzo del mundo, nunca ha existido otro con mi mente, mi cabello, mi boca.
Nadie ha podido, ni puede ni podrá caminar y andar y moverse y pensar exactamente como yo. Todos los hombres son hermanos míos y sin embargo soy diferente de cada uno de ellos. soy una criatura única.
Aunque figuro en reino animal, lo animal solamente no me satisfará. Dentro de mí arde una llama que ha pasado a través de incontables generaciones, y su calor constituye un constante incentivo para mi espíritu de ser mejor de lo que soy, y lo seré. Avivaré esta llama de la disconformidad y proclamaré mi singularidad ante el mundo.
Nadie puede manejar el pincel ni el cincel como yo; nadie puede imitar exactamente mi caligrafía, nadie podrá engendrar a mi hijo y en realidad nadie tiene la habilidad de vender igual que yo. De aquí en adelante, me aprovecharé de esta diferencia puesto que es un factor que debo estimular hasta el máximo.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
No haré más intentos vanos de imitar a otros. En cambio exhibiré mi singularidad en el mercado. La proclamaré, sí, la venderé. Comenzaré ahora a acentuar la diferencias; a ocultar mis similitudes. Así también aplicaré este principio a las mercancías que vendo. Un vendedor y su mercancía, diferente de todos los demás, y orgulloso de la diferencia.
Soy un ser único de la naturaleza.
Soy una cosa rara, y existe valor en todo lo raro; por lo tanto soy de valor. Soy el resultado de miles de años de progreso; por lo tanto estoy mejor equipado, tanto mental como corporalmente, que todos los emperadores y sabios que me precedieron.
Pero mi habilidad, mi mente, mi corazón y mi cuerpo se estancarán, se corromperán y morirán a menos que les dé buen uso. Tengo un potencial ilimitado. Empleo solamente una pequeña porción de mi cerebro, ejercito solamente una ínfima porción de mis músculos.
Puedo mejorar en un ciento por ciento más mis éxitos de ayer, y esto haré, a partir de hoy.
Nunca jamás quedaré satisfecho con los éxitos del ayer, ni me entregaré tampoco a la alabanza personal por los hechos que en realidad son demasiado pequeños para aún ser reconocidos. Puedo realizar mucho más de lo que he realizado y lo haré, pues ¿por qué razón el milagro que me produjo debe terminar con mi nacimiento? ¿Por qué no puedo extender ese milagro a mis hechos de hoy?
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
No estoy de casualidad en esta tierra. Estoy aquí con un propósito, y ese propósito es crecer hasta convertirme en montaña, y no encogerme hasta parecer un grano de arena. De aquí en adelante concentraré todos mis esfuerzos en transformarme en la montaña más elevada de todas, y exigiré a mi poder hasta que me pida tregua.
Acrecentaré mis conocimientos de la humanidad, de mí mismo y de las mercancías que venda, de manera que mis ventas se multipliquen. Practicaré y mejoraré y puliré las palabras que pronuncio para vender mis mercancías, porque este es el cimiento sobre el cual edificaré mi carrera y nunca me olvidaré que muchos han alcanzado grandes riquezas y éxito mediante un solo discurso de ventas pronunciado con excelencia. Asimismo procuraré constantemente mejorar mis modales y atractivos, puesto que son el azúcar hacia la cual todos son atraídos.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Concentraré todas mis energías en hacer frente al desafío del momento. y mis actos contribuirán a que me olvide de todo lo demás. Los problemas de mi casa los dejaré en casa.
No pensaré en mi familia cuando esté en el mercado, porque esto ensombrecerá mis pensamientos. De igual manera los problemas inherentes al mercado serán dejados en el mercado y no pensaré en mi profesión cuando esté en mi casa, puesto que esto apagará mi amor.
No hay lugar en el mercado para mi familia, ni hay lugar tampoco en mi casa para el mercado. Divorciaré al uno del otro y de esta manera permaneceré unido a ambos. Deben permanecer separados o morirá mi carrera. Esta es la paradoja de los siglos.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Se me ha dado ojos para que vea y una mente para que piense y ahora sé un gran secreto de la vida porque percibo por fin que todos mis problemas, mis desánimos y sufrimientos son en realidad grandes oportunidades veladas. Nunca me engañaré por el disfraz que lleven, porque mis ojos están abiertos. Miraré más allá del disfraz y no seré engañado.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Ni las bestias, ni las plantas, ni el viento, ni la lluvia, ni las rocas, ni los lagos tuvieron el mismo comienzo que yo, porque fui concebido con amor y traído a este mundo con un propósito. En el pasado no consideré esta verdad, pero desde ahora en adelante le dará forma a mi vida y la guiará.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Y la naturaleza no conoce derrota. Con el tiempo, emerge victoriosa, y así lo haré yo, y con cada victoria la próxima lucha no será tan difícil.
Venceré, y me convertiré en un gran vendedor, puesto que soy único, singular.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
miércoles, 15 de agosto de 2012
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lunes, 6 de agosto de 2012
Persistiré hasta alcanzar el éxito.
En el
Oriente los toros jóvenes son puestos a prueba en cierta forma para la corrida
en la plaza. Estos toros son traídos a la plaza y se les deja atacar al picador
que los pica con una lanza. La bravura de cada toro se calcula entonces con
cuidado, según las veces que demostró su disposición de embestir a pesar de la
picadura de la lanza. De aquí en adelante reconoceré que todos los días la vida
me pone a prueba en igual forma. Si persisto, si sigo probando; si continúo
embistiendo, alcanzaré el éxito.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
En este
mundo no nací en derrota, ni el fracaso corre por mis venas. No soy una oveja
que espera ser aguijoneada por el pastor. Soy un león y me niego a hablar, a
caminar o a dormir con las ovejas. Me abstendré de escuchar a aquellos que
lloran y se quejan, porque la enfermedad es contagiosa. Que ellos se unan a las
ovejas. El matadero del fracaso no es mi destino.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
Los
premios de la vida se encuentran al fin de cada jornada, y no cerca del
comienzo, y no me corresponde a mí saber cuantos pasos son necesarios a fin de
alcanzar mi meta. Puede aún sobrecogerme el fracaso al dar mi milésimo paso, y
sin embargo quizá el éxito se oculte detrás del siguiente recodo del camino.
Jamás sabré cuán cerca estoy del éxito a menos que doble la esquina.
Siempre
daré un paso más. Si ese no es suficiente daré otro y aun otro. En realidad, un
paso por vez no es muy difícil.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
De aquí
en adelante consideraré el esfuerzo de cada día como un golpe de la hoja del
hacha contra un poderoso roble. El primer golpe quizá ni cause temblor en el
árbol, ni el segundo ni el tercero. Cada golpe en sí mismo quizá sea
insignificante y al parecer sin consecuencia. Y sin
embargo como resultado de golpes endebles, el roble finalmente se tumbará. Y
así con será mis esfuerzos de hoy.
Se me
comparará con las gotas de lluvia que finalmente se llevan la montaña; la
hormiga que devora al tigre; la estrella que ilumina la tierra; el esclavo que
construye una pirámide. Edificaré
mi castillo usando un ladrillo por vez porque yo sé que los pequeños intentos,
repetidos, completarán cualquier empresa.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
Jamás
aceptaré la derrota y borraré de mi vocabulario palabras o frases como
abandono, no puedo, imposible, improbable, fracaso, impráctico, sin esperanzas
y retirada, porque si esta enfermedad de la mente me atacara, seguiría
trabajando en medio de la desesperación.
Trabajaré
y aguantaré. Pasaré por alto los obstáculos que se irguen a mis pies, y
mantendré fijos los ojos en las metas por encima de mi cabeza, porque sé que
donde termina el árido desierto, crece la verde vegetación.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
Recordaré
la antiquísima ley de los promedios y la adaptaré para mi beneficio. Persistiré
con la convicción de que cada vez que fracase en una venta, aumentarán las
posibilidades de éxito en la tentativa siguiente.
Todo
"no" que escuche me aproximará al sonido de un "sí". Toda
mirada de desaprobación que me encuentre, solo me prepara para la sonrisa que
hallaré después. Cada desventura que me sobrevenga contendrá en sí la semilla
de la buena suerte del mañana. Debo contemplar la noche para apreciar el día.
Debo fracasar con frecuencia para tener éxito una sola vez.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
Persistiré,
persistiré, persistiré de nuevo. Cada obstáculo que se me presente, lo
consideraré como un mero rodeo en el camino que me lleva a la meta, y un desafío
a mi profesión.
Persistiré
y desarrollaré mis habilidades como el marino desarrolla las suyas, aprendiendo
a dominar la furia de cada tormenta.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
De aquí
en adelante, aprenderé y aplicaré otro secreto de aquellos que sobresalen en su
trabajo. Cuando haya terminado el día, sin tener en cuenta si ha sido un éxito
o fracaso, procuraré realizar un venta más. Cuando mis pensamientos inviten a
mi cansado cuerpo a retornar a la casa, resistiré la tentación de hacerlo.
Trataré
de realizar una venta más. Haré un intento más de cerrar el día con una
victoria, y si ese intento fracasa, haré otro. No permitiré jamás que ningún
día termine en fracaso.
De esta
manera plantaré la semilla del éxito del mañana y lograré una ventaja
insuperable sobre aquellos que cesan de trabajar a una hora prescrita. Cuando
otros ponen fin a la lucha, la mía habrá comenzado, y mi cosecha será amplia.
Persistiré
hasta alcanzar el éxito.
Tampoco
permitiré que los éxitos del ayer me hagan caer en el sopor de la complacencia
del hoy, puesto que este es el gran fundamento del fracaso. Me olvidaré de los
acontecimientos del día que ha pasado, ya fuesen buenos o malos y saludaré el
nuevo día con confianza de que este será el mejor día de mi vida.
Mientras
haya hálito en mí, persistiré, porque ahora conozco uno de los grandes
principios del éxito; si persisto lo suficiente, alcanzaré la victoria.
Persistiré.
Alcanzaré
la victoria.
miércoles, 1 de agosto de 2012
SALUDARE ESTE DIA CON AMOR EN MI CORAZÓN.
Con algo de retraso, pero con mucho gusto, aquí está el segundo
pergamino del éxito.
Espero les sea de utilidad. RRL.
Porque este es el secreto más grande del
éxito en todas las empresas. La fuerza muscular podrá partir un escudo y aun
destruir la vida, pero solo el poder invisible del amor puede abrir el corazón
del hombre, y hasta que no domine este arte no seré más que un mercachifle en
el mercado. Haré del amor mi arma más poderosa y nadie a quien yo visite, podrá
defenderse de su fuerza.
Podrán contradecir mi razonamiento; podrán
desaprobar mi manera de vestir; podrán rechazar mi rostro, y hasta podrán
sospechar de mis ofertas especiales; y sin embargo mi amor les derretirá el
corazón, al igual que los rayos del sol entibian la más fría arcilla.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo lo haré? De aquí en adelante
contemplaré todas las cosas con amor y naceré de nuevo. Amaré al sol porque me
calienta los huesos; pero también amaré la lluvia porque purifica mi espíritu.
Amaré la luz porque me señala el camino; pero también amaré la oscuridad porque
me señala las estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón;
pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la recompensa
porque constituye mi pago; pero también daré acogida a los obstáculos porque constituye
para mi un desafío.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo hablaré? Elogiaré a mis enemigos y
se convertirán en amigos míos. Animaré a mis amigos y se volverán mis hermanos.
Ahondaré siempre en busca de razones para elogiar; nunca me allanaré a buscar
excusas para el chisme. Cuando sienta la tentación de criticar, me morderé la
lengua; cuando me sienta inspirado a elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos.
¿No sucede que los pájaros, el viento, el
mar y la naturaleza toda hablan con la música de la alabanza para su creador?
¿No puedo acaso hablar con la misma música a sus hijos? De aquí en adelante
recordaré este secreto que cambiará mi vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo procederé? Amaré a todas las clases
de hombres porque cada uno tiene sus cualidades dignas de ser admiradas aunque
quizá estén ocultas. Derribaré la muralla de sospecha y de odio que han
construido alrededor de sus corazones, y en su lugar edificaré puentes para
llegar por ellos a sus almas.
Amaré al que tiene ambiciones porque podrá
inspirarme; amaré a los que han fracasado porque pueden enseñarme. Amaré a los
reyes porque son solamente humanos; amaré a los humildes porque son divinos.
Amaré a los ricos porque sufren la oscuridad; amaré a los pobres porque son
tantos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los ancianos
por la sabiduría que comparten. Amaré a los hermosos por sus ojos de tristeza;
amaré a los feos por sus almas saturadas de paz.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y como reaccionaré ante la conducta de los
demás? Con amor. Porque así como el amor es el arma con la que me propongo
abrir el corazón del hombre, el amor es también mi escudo para resistir los
dardos de odio y las lanzas de ira. La adversidad y el desánimo azotarán cual
huracán mi nuevo escudo, hasta quedar finalmente reducidos a fina lluvia. Mi
escudo me protegerá en el mercado, me sostendrá cuando estoy solo. Me
estimulará en momentos de desánimo, pero también me calmará en épocas de gozoso
transporte. Con el uso se fortalecerá y me protegerá cada vez más, hasta que un
día lo pondré a un lado y caminaré sin estorbos entre todos los hombres, y
cuando lo haga, mi nombre será enarbolado bien alto en la pirámide de la vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo me enfrentaré con las personas con
quienes me encuentro? De una sola manera. En silencio y en mi fuero interno me
dirigiré a él y le diré que le amo. Aunque dichas en silencio estas palabras se
reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome en
mis labios, y harán eco en mi voz; y su corazón se abrirá. ¿Y quién es aquel
que se negará a comprar mis mercaderías cuando en su corazón sienta mi amor?
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Y principalmente me amaré a mi mismo.
Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente todo lo que entra en mi cuerpo, mi
mente, mi alma y mi corazón. Nunca jamás mimaré los apetitos de la carne, sino
que más bien trataré mi cuerpo con limpieza y moderación. Nunca permitiré que
mi mente sea atraída por el mal y la desesperación, sino más bien la estimularé
con los conocimientos y la sabiduría de los siglos. Nunca le permitiré a mi
alma que se vuelva complaciente y satisfecha; por el contrario la alimentaré
con la meditación y la oración. No permitiré nunca que mi corazón se
empequeñezca o se amargue; sino más bien lo compartiré y crecerá y alegrará la
tierra.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
De aquí en adelante amaré a toda la
humanidad. Desde este momento todo el odio ha sido extraído de mis venas,
porque no tengo tiempo para odiar, solo tengo tiempo para amar. desde este
momento doy el primer paso requerido para convertirme en un hombre entre los hombres. Con amor aumentaré mis ventas en
un ciento por ciento y me convertiré en un gran vendedor. Aunque no posea otras
cualidades, puedo alcanzar el éxito tan solo con el amor. Sin
este fracasaré aunque posea todos los conocimientos y habilidades del mundo.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
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