miércoles, 9 de mayo de 2012



                                         A UNA MUJER DE TEMPLE...

Tus brazos siempre se abrieron cuando necesitamos de un abrazo. 

Tu corazón siempre supo comprender cuándo nos hacía falta una amiga que nos escuchara. 

Y tus ojos sensibles, también se endurecieron, cuando por nuestras faltas y locuras necesitamos de una lección. 

Tu fuerza y tu amor nos han dirigido por la vida y nos dieron la fuerza, el ejemplo y las alas que necesitábamos para volar.

Gracias mamá, por darnos la vida, tu amor y tus amorosas enseñanzas.

Nunca te olvidaremos..
Roberto y Gilberto.

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