jueves, 6 de octubre de 2011

VERDADES AMARGAS.


Verdades Amargas
Desconozco el autor.

Yo no quiero ver lo que he mirado a través del cristal de la experiencia;
el mundo es un mercado donde se compran honores, voluntades y conciencias.

Amigos: es mentira, no hay amigos: la amistad verdadera es ilusión; ella cambia, se aleja y desaparece con los giros que da la situación.

Amigos complacientes sólo tienen los que disfrutan de ventura y calma; pero aquellos que abate el infortunio sólo tienen tristezas en el alma.

Si estamos bien, nos tratan con amor, nos buscan, nos invitan, nos adulan; mas si acaso caemos, francamente, sólo por cumplimiento nos saludan.

El que nada atesora, nada vale y en toda reunión pasa por necio, y por más nobles que sus hechos sean, lo que alcanza es la burla y el desprecio.

En este laberinto de la vida, donde tanto domina la maldad, todo tiene su precio estipulado: el amor, el parentesco y la amistad.

Lo que brilla no tiene lugar, aunque brille por oro lo que es cobre; lo que no perdonamos en la vida es el atroz delito de ser pobre.

Nada en el mundo es perfecto, puro y sano; todo se halla a lo impuro entremezclado;
el mismo corazón, con ser tan noble, cuantas veces se encuentra enmascarado.

Existe la virtud, yo no lo niego, pero siempre en conjunto defectuoso; hay rasgos de virtud en el malvado, hay rasgos de maldad en el virtuoso.

La estupidez, el vicio y hasta el crimen podrían tener su puesto señalado; las llagas del defecto no se ven si las cubre un diamante bien cortado.

Y a nadie habrá de herir lo que aquí digo, porque ceñido a la verdad estoy; me dieron a libar hiel y veneno; veneno y hiel en recompensa doy.

Y si peco en las palabras toscas de estas líneas oscuras y sin nombre, doblando mis rodillas en el polvo, ¡pido perdón a Dios y no a los hombres!

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