Los Cuentos de Julio
Dos aumentos
de sueldo en un mes. (7)
Roberto Rolo Luis
Hay que
trabajar le dijo Julio a Carlota, le dio un beso y tomó su bicicleta para ir a
visitar unas empresas de la Zona Industrial de San Vicente, para ver si encontraba
algún puesto vacante.
Detrás de
TEXFÍN, por la avenida Antón Philips y casi al frente de la fábrica de
electrodos y gases AGA, estaban montando desde hacía más de un año una fábrica
nueva, Julio la había visto muchas veces cuando salía de su trabajo en Tubinca. Voy a ver si
aquí es mi oportunidad. Se paró en la cerca de la empresa, por el lado de la
puerta y tocó el timbre.
-Que desea,
le respondió un vigilante uniformado.
-Quiero
hablar con el jefe de Relaciones Industriales, para entregar mi Curriculum y
ver si hay un trabajo para mí, le dijo Julio.
-¿Usted no
trabajó en la Corrugadora de Cartón? le preguntó el vigilante.
-Sí, yo
trabajé allá pero de eso hace como dos años, mi nombre es Julio ¿Y usted
también trabajó en Corrugadora? Yo no lo recuerdo haberlo visto.
- Yo si lo vi a usted muchas veces en el comedor, yo
soy Ramos y era chofer de uno de los camiones que le prestaba servicio de
transporte a esa empresa, pero un día me despidieron, por ser viejo y ahora lo único
que encontré fue este puesto de vigilante.
-Bueno señor
Ramos, no se preocupe que trabajo es trabajo y mientras sea honrado, tiene que
ser bueno. ¿Me va a dar el pase para hablar con el Jefe de Relaciones
Industriales?
-Mire Julio
aquí eso de Curriculum no se acostumbra, a mí me dejaron unas planillas para
que las entregara a las personas que como usted vinieran a buscar trabajo, y me dijeron que deben
llenarla completa, colocar una foto de frente y dejarla aquí en la puerta con
una copia de la cédula. Después yo las llevo a la oficina y ellos avisan a las
personas que van a entrevistar. Hoy mismo ya han venido cuatro señores y una
mujer para entrevista. Tome y tráigala rápido, que esto está comenzando.
Julio guardó
la planilla en la misma carpeta donde traía el Curriculum y se fue para su casa
a llenarla, pero cuando fue a buscar la fotografía no encontró ninguna, la última que tenía era la que le había pegado
al Curriculum y no lo quería quería dañar. Nada, le dijo a Carlota, me tendré que sacar
otras. Y Carlota dijo, en la plaza Bolívar vi que hay un señor mayor que
tiene una cámara montada sobre un trípode y que saca 8 fotos de carnet por 5
bolívares, pero hay que esperar un rato a que las revele y se sequen.
Julio pensó,
no puedo perder tiempo tengo que llevar esa planilla mañana, mejor agarro un
autobús y voy hasta “Foto Bazar Mexicano” que está cerca de la Catedral, allí me las dan de una vez. Se bañó, se puso ropa
limpia con una camisa blanca manga larga y salió. En esa tienda del centro de
Maracay tomaban fotografías, vendían discos y muchas cosas más. Cuando Julio
entró al bazar, estaba sonando una canción de Fernando Albuerne, titulada
“Usted es la culpable” se detuvo a escucharla y luego pidió que le sacaran las
fotografías. Quedaron buenas.
La planilla
tenía cuatro páginas y como encabezado tenía el nombre de la empresa “J.P. Kajan,
c.a”. Julio la llenó, le pegó la foto, la puso en la misma carpeta manila, para
llevarla al día siguiente en la mañana.
-Aquí está
la planilla señor Ramos, le dijo al vigilante apenas llegar.
-Bien, no se
preocupe que ahora más tarde la llevo a la oficina, porque aún no han llegado
los empleados. Esté pendiente que ellos le avisan.
-¿Y como me
avisan, si no tengo teléfono?
-Tranquilo, que
en la planilla está su dirección y aquí trabaja un motorizado que es el que lleva las correspondencias. Tenga fe y ojalá
que sus datos entusiasmen y lo llamen para una entrevista. Si lo llaman, usted
pega seguro a trabajar.
Y pasaron
como diez días y nada. Julio estaba preocupado, la plata de las prestaciones se
estaba acabando y los muchachos seguían creciendo y comiendo. Tocaron la
puerta, Carlota abrió y recibió un sobre blanco dirigido a su esposo que había
traído un señor en una moto. Esto es para ti, ¿qué será?
Julio emocionado
abrió el sobre y sacó una carta que decía: "Señor Julio,
hemos leído su solicitud de empleo y queremos ampliar algunos detalles sobre la
misma, en tal sentido le agradecemos asistir a una reunión que sostendremos en
nuestras oficinas, el próximo viernes 14 de julio, a las 9.00 am. Agradecemos
su puntualidad. Licenciado, Carlos León·.
-La alegría
de Julio y Carlota extrañó a sus hijos, hacía tiempo no los veían tan contentos,
los abrazaron, dieron juntos gracias a Dios y luego le dijeron el motivo de su alegría.
El lunes a
las 8.30 am Julio ya estaba en la puerta de la empresa, afeitado y con ropa limpia.
El señor Ramos tenía el día libre y por
eso le presentó a otro vigilante la carta que había recibido.
-Espere un
momento, que voy a avisar.
-Pase
adelante, le dijo al abrir la puerta. Me muestra su cédula para hacer un pase
de visitante. Aquí lo tiene, me lo entrega al salir. Vaya caminando hacia el fondo hasta que encuentre a mano izquierda una puerta
grande de vidrio, allí está la muchacha de la recepción y le dirá donde es la
entrevista.
Se colocó el carnet en el bolsillo de la camisa y se dirigió, con
la frente en alto, contento, seguro y confiado, de que había encontrado el
empleo.
La
entrevista no fue larga, el Licenciado León le habló de la empresa, le dijo que
era una inversión mixta entre TEXFIN y otras empresas, que se dedicaría a la
fabricación de fibras sintéticas, para el mercado textil y que aún no estaba
totalmente montada, pero como faltaba poco ya estaban contratando a nuevos los
empleados. Revisó la planilla y le comentó que había una vacante como
almacenista en el depósito de repuestos mecánicos y que por la experiencia previa
que tenía, ese era el cargo que le podía ofrecer. También le informó que el
trabajo sería por turnos y que antes de concretar su ingreso debería tener una
entrevista con quien sería su jefe. Para terminar la reunión le preguntó por su
familia, el motivo de la renuncia de su trabajo anterior y cuánto aspiraba
ganar.
Por la pregunta Julio no supo que responder. Nunca antes nadie le había
preguntado cuanto quería ganar. Entonces sin pensarlo mucho respondió que él lo
que quería era un trabajo donde pudiera ganar el sustento para su familia y que "le permitiere mostrar sus conocimientos y responsabilidad". Ustedes ya vieron mi
planilla y saben lo que puedo hacer, "dejo en sus manos decidir cuál será mi
sueldo, yo sé que será justo".
El licenciado dijo: inicialmente no será mucho,
pero como esta empresa está comenzando, aquí hay futuro y su sueldo mejorará con
el tiempo. Le extendió la mano diciendo: Venga esta tarde a las 2.30 pm para
conversar con el Jefe del Taller, que es un ingeniero Suizo, pero que habla muy bien
el español.
A pleno sol
salió Julio y las dos de la tarde ya estaba en la puerta de “J.P
Kajan, c.a” esperando que lo dejaran entrar para conocer al que sería su jefe.
-Pase
adelante y siéntese dijo el ingeniero, que tenía la planilla de Julio sobre el
escritorio. Por lo que veo usted es una persona con alguna experiencia en
trabajos de laboratorio y en almacenes, pero me gustaría saber cuál ha sido el
trabajo que más ha disfrutado, lo que en verdad le gusta hacer.
-Bueno, cuando
he tenido la oportunidad de trabajar con mecánicos, reparando o poniendo a punto una máquina, o
construyendo alguna pieza o estructura me he sentido muy bien, respondió Julio.
- Esta es
una fábrica nueva con tecnología totalmente alemana, así que todas las piezas y
medidas que se emplean, en los procesos, el taller, los laboratorios y en los
planos están indicadas en el sistema
métrico decimal, aquí no verá nada de pulgadas. El trabajo para el que lo vamos
a contratar es de mucha responsabilidad. Las diferentes tareas del montaje y lo
rápido en que se han debido realizar, dieron como resultado que muchas las
piezas hayan quedado en desorden. Esas piezas representan un gran capital y es
necesario ponerlas en orden para poder llevar un Kardex de las mismas, y reponerlas antes de que se agoten. Si hoy tuviésemos la necesidad de utilizar algún
repuesto no sabríamos dónde encontrarlo. El lugar donde trabajará es el futuro
depósito de herramientas y repuestos, es cerrado, tiene aire acondicionado y
queda al lado del taller. Venga conmigo.
Cuando el ingeniero
abrió la puerta aquello era una chivera de cosas nuevas, un verdadero caos apilado de cualquier forma por el piso. Había un pequeño escritorio, una silla, cajas
de tornillos, planos de las maquinarias, catálogos de repuestos, electrodos,
repuestos eléctricos, caretas de soldar, cascos de seguridad, herramientas
nuevas, controladores electrónicos, accesorios de laboratorio y cualquier otra
cosa que alguien se pudiera imaginar.
También había en un lado cerca de la pared, las estructuras de unos estantes metálicos,
por armar.
-¿Qué le
parece? Aquí es donde va a trabajar y esto es lo que queremos que ordene
y controle. Debo decirle que usted y yo tendremos las llaves de este
almacén y solamente nosotros podemos entrar. Nada de confianza con ningún
trabajador y nada de lo que está aquí se entrega si no se presenta una orden y
firmada por mí. ¿Está claro? Tenga en cuenta que este trabajo es muy importante
para la empresa y nuestro gerente general ha puesto mucho énfasis en que se
haga muy bien.
-No hay
problema ingeniero, yo me encargo de esto y haré un buen trabajo, veo que las
etiquetas de esos repuestos están escritas en alemán y yo no conozco ese
idioma.
-Yo tampoco
hablo alemán, pero el gerente general ofreció acercarse en algún momento si
teníamos algún problema para ayudarnos a identificar algún repuesto. Otra cosa, debe comenzar mañana mismo. Vaya a Relaciones Industriales para que le
den el uniforme y su carnet de identificación.
-Cuente
conmigo. ¿Le puedo hacer una pregunta?
-Diga.
-¿Cuánto voy
a ganar?
-En este
momento yo no lo sé, pero comience y luego vamos viendo.
Y así fue
como Julio se inició en una empresa moderna, nueva y de alta tecnología. Por
la mañana y sin que nadie se lo ordenara, lo primero que hizo al entrar al
almacén fue dar gracias a Dios y empezó a apartar un poco las cosas del
piso. Después comenzó a armar los estantes que eran atornillados. El primer día
armó nueve y un mueble con gavetas para clasificar y colocar tornillos y piezas
pequeñas. El jefe del taller no pasó por el almacén en todo el día y Julio terminó
la primera jornada sin saber cuánto estaba ganando y eso fue lo primero que preguntó
Carlota cuando llegó a la casa.
Al día
siguiente en la mañana, comenzó a limpiar y a colocar en los estantes las
piezas más grandes y que le parecían iguales, cuidando que quedaran con la
etiqueta que tenían hacia adelante. Ahora es cuando faltaban cosas por hacer, pero
ya se estaba viendo el trabajo. Por la tarde vino el jefe y se
sorprendió al ver como se estaba realizando el trabajo. Ya no quedaban muchas
cosas regadas por el piso, le preguntó a Julio cómo se sentía, lo felicitó y se fue sin
decir más nada.
Por la
mañana del miércoles, apenas marcar su tarjeta, el vigilante le dijo que pasara
por la oficina de relaciones industriales.
Llegó a la
puerta de la oficina junto con el licenciado Carlos León, quien apenas abrió la
puerta dijo: Pase Julio, lo felicito, su jefe ayer por la tarde le aumentó el sueldo.
Es la primera vez en mi vida que veo una cosa así. Yo le había asignado el
salario de un mecánico de tercera que es de 28 bolívares pero el ingeniero me
dijo que lo pasara de una vez a mecánico de segunda, para que gana 35 bolívares.
Siga así y llegará lejos.
Ya habían
transcurrido tres semanas y media, el deposito se veía ordenado, los repuestos
estaban a la vista y bien colocados, todos tenían una etiqueta colgando, algunas
estaban escritas en alemán y en otros la etiqueta era nueva y estaba en blanco. Los
electrodos, las carteras de soldar, los delantales, los guantes y las chingalas
de cuero para los soldadores, estaban dobladas y clasificadas en un mismo
estante, junto con las piedras de esmeril, las lijas, los manómetros, las mangueras y los picos para la soldadura autógena. Ya no había
nada en el piso. Sobre el escritorio estaba un vernier, unos catálogos y las fichas
del Kardex, que Julio había comenzado a llenar con la identificación del
producto, su ubicación y la cantidad existente.
Era viernes como
a las 4 de la tarde, cuando asomó por la ventanilla del almacén la cara de un
señor al que Julio no había visto nunca y que con acento alemán le dijo:
-¿Me puede
abrir la puerta?
-¿Y usted
quien es, preguntó Julio?
-Soy Alfred
Kraus, el gerente general.
El hombre
pasó, era blanco, alto, de pelo claro y que usaba lentes de montura negra. Encendió
un cigarrillo y mientras lo fumaba se estuvo paseando con calma entre las
estanterías, viendo los repuestos, leyendo algunas de las etiquetas y la
limpieza y el orden que había en el lugar. Cuando termino su visita y antes de
salir, le dio un apretón de manos a Julio y le dijo: "Outfidersen" = (Hasta
la vista..)
El lunes
siguiente llamaron a Julio para decirle que el gerente general había ordenado
un nuevo aumento de sueldo para él. Ahora pasaría a ganar el mismo salario de
un mecánico de primera, que era 40 bolívares diarios. Estaba contento. Recibir dos
aumentos en quince días nunca lo hubiera imaginado.
Carlota y
los dos muchachos estaban felices, las cosas ya estaban mejorando en la casa, pero ... Continuará.