viernes, 12 de junio de 2020

Marlene tenía el turno de la tarde.


Cuentos de Julio (13)
Marlene tenía el turno de la tarde.
Por: Roberto Rolo Luis.

Después de leer los estatutos de FUNDEI y otros documentos relacionados con las pasantías,  Julio aceptó el reto y preparó un borrador de lo que consideraba sería un plan de trabajo, el cual presentó el lunes siguiente al señor Nosti, quien después de leerlo y hacer algunas preguntas estuvo de acuerdo y le propuso que lo acompañara a la reunión de Junta Directiva de la CIEA para presentarlo como el nuevo Coordinador Ejecutivo de la fundación, y presentar ese documento para escuchar cualquier comentario o recomendación de los directores.

Ese jueves también asistió a la reunión, Milton Hoyt en su carácter de directivo y el periodista Ramón Pinedo Pino, quien vino a despedirse formalmente ya que él había sido el Secretario Ejecutivo de la Comisión Educación e Industria.

El presidente de la CIEA para ese momento era el Dr. Eduardo Larrazábal Berrisbeitia, el vicepresidente el Dr. Freddy Rojas Parra y el Tesorero el Ing. Jorge Chapellín Bello.  Ellos tres conformaban el Comité Ejecutivo. En la reunión de ese día estaban presentes casi todos los directores. El señor Nosti cuando correspondió el punto de agenda, correspondiente a FUNDEI, presentó a Julio como el nuevo Director Ejecutivo.  Luego intervino el señor Ramón Pinedo Pino para agradecer el apoyo que había recibido de parte de los directores e informó que se iba a trabajar a tiempo completo en el Aragüeño donde tendría una página semanal, que saldría publicada los lunes y que se llamaría “ARAGUA EMPRESARIAL”.

Julio estaba nervioso, tenía que hablar ante esas personas a quienes veía por primera vez, entre los cuales el único conocido era Milton Hoyt. Menos mal que en la mañana, pensando en hacer una buena presentación, había preparado 4 láminas de acetato para utilizarlas con el retroproyector y facilitar su intervención, sobre el programa que esperaba realizar frente a FUNDEI. Los directores de la Cámara se mantuvieron atentos y comentaron favorablemente el plan de trabajo que acababan de conocer, lo ordenado de la presentación y las explicaciones a sus preguntas. Al concluir la reunión varios de los directivos se acercaron  al señor Nosti, para desearle éxitos a FUNDEI y a Julio el nuevo Director Ejecutivo.

Julio no conocía al personal administrativo de la Cámara, ni ellos lo conocían a él. La oficina que iba a utilizar aún no tenía muebles. Era la que estaba ubicada junto a la que ocupaba la doctora Nelly Márquez, la Gerente General de la CIEA.

Julio comenzó a trabajar el día siguiente después de la reunión con los directores. Ese día en la mañana la Dra.  Márquez lo fue presentando uno a uno, a quienes desde ese momento serían sus compañeros de trabajo, porque si bien era cierto que Julio no trabajaba para la CIEA, FUNDEI había sido una creación del sector industrial y no debía estar sin el apoyo que logísticamente le podía prestar la Cámara. Después presentarlo a todos los trabajadores de la CIEA le mostró un área donde había un Fax, un quemador de esténciles, una fotocopiadora y un multígrafo, en este lugar se reproducían las circulares y correspondencias que se hacían llegar regularmente a los afiliados.

Julio continuó asistiendo a todas las reuniones de la Junta Directiva de la Cámara, prestando mucha atención a como se desarrollaban los puntos de la agenda, la secuencia de las mismas, de las intervenciones de la Dra. Márquez y de los directores. Cuando el señor Nosti no podía asistir por estar de viaje, fue Julio quien informó y respondió las preguntas de los directores,  que casi siempre eran sobre la marcha del programa y la firma de convenios con las empresas.

El sueldo de Julio debía generarse de los ingresos que obtuviese la Fundación de los aportes de los socios fundadores y de los miembros patrocinantes, quienes estaba previsto que aportaran como donación, un monto anual para cubrir los gastos operativos.

La respuesta de las empresas al inicio de las actividades de FUNDEI no fue muy buena, para el Programa Nacional de Pasantías en la Industria (PNPI) ya que no era muy conocido, y ante el mismo la respuesta de algunas empresas fue de indiferencia. Incluso hubo quienes dijeron que el decreto no la obligaba al cumplimiento del programa. No fue fácil sembrar la idea, había que ser persistente y Julio lo era.
En más de una oportunidad la quincena de Julio fue pagada con recursos particulares del señor Nosti, quien si creía en el programa. Parecía que lo de las pasantías no iba a funcionar, pero Julio había elaborado un plan y estaba comprometido con lograrlo, así que para dar a conocer más los objetivos de la fundación, comenzó a escribir circulares que se enviaban con la mensajería de la Cámara a las empresas afiliadas, para ir creando consciencia sobre el programa y motivar la firma de convenios de pasantías en Aragua.

En este mismo orden de ideas, Julio también tomó la iniciativa de relacionarse con los Directores Ejecutivos de los capítulos de Lara, Carabobo y Zulia, con quienes estableció amistad y compartió varias experiencias que sirvieron para ir adecuando la estrategia en Aragua.

Además de las circulares, Julio también preparaba notas de información que enviaba a los Jefes de Información de los diarios regionales. En este aspecto la ayuda del señor Ramón Pinedo desde el “Diario El Aragüeño” y su página semanal “Aragua Empresarial”, fueron muy importantes; Ramón era un convencido de los objetivos que se querían alcanzar y por eso todas las semanas publicaba alguna información relacionada con el PNPI y el Capítulo de FUNDEI en Aragua. Esa presencia institucional en las páginas del “Diario El Aragüeño”, facilitó que los diarios “El Siglo” y el “Imparcial” se sumaran y comenzaran a apoyar con publicaciones los objetivos de la fundación y sus programas.

Como los resultados del PNPI habían comenzado a mejorar desde que comenzaron las publicaciones en los diarios regionales, Julio decidió escribir una carta a los Jefes de Información del Diario “El Carabobeño” en Valencia, “El Impulso” en Lara,” El Universal”, en Caracas y “Panorama” en el Zulia, para pedirles su apoyo y lograr que la información que se generaba en el Capítulo, también fuese publicada en sus páginas regularmente. Y así fue como poco a poco, el nombre de Fundei Capitulo Aragua, comenzó a estar presente en varios diarios del  país y posicionarse como una fundación de unión entre el sector educativo y el empresarial.

Los representantes del sector educativo de Aragua a nivel medio, técnico y superior siempre estuvieron  pendientes de las oportunidades de pasantías, y visitaban la oficina de FUNDEI casi diariamente en procura de información sobre las mismas. Esto permitió que Julio pudiera conocer y establecer amistad con varios profesores. Poco a poco se fueron firmando convenios de pasantías, con empresas de Maracay, Cagua, Turmero, Villa de Cura, Tejerías, que recibían bachilleres de Escuelas Técnicas Industriales y estudiantes de Administración, Ingeniería Mecánica, Eléctrica y Química de diferentes Universidades Nacionales. La oferta estudiantil superaba con creces la demanda de las empresas, que aún no veían la utilidad del programa como fuente de reclutamiento, o para adelantar algunos proyectos.

Pasado el tiempo FUNDEI Aragua, gracias a la constancia, se fue posicionando en el sector industrial como una fundación privada, sin fines de lucro, que se desempeñaba como organismo vinculante entre la educación y la industria. Progresivamente se comenzaron a recibir llamadas y visitas de los coordinadores de las Universidades e Institutos Tecnológicos de otros estados del país, ofreciendo alumnos para realizar pasantías en Aragua, lo cual aumentaba la presión de trabajo. Por las mañanas, el tiempo de Julio era para atender llamadas y vistas, planificar entrevistas con los gerentes de las empresas y responder correspondencias. Por las tardes iba en su carro a visitar empresas en diferentes zonas industriales del estado, para firmar convenios y motivar el patrocinio de las empresas.

El trabajo era duro pero estaba resultando. Hubo días en que Julio, por tener su carro accidentado, debió ir a Cagua y Villa de Cura en autobús y luego caminar por las zonas industriales buscando la empresa donde tenía la reunión acordada.  El señor Nosti y los directivos de la CIEA sabían el trabajo que se estaba haciendo y estaban satisfechos. En las reuniones de FUNDEI Nacional también se comenzaba a hablar del PNPI en Aragua.

Había transcurrido un poco más de dos años, y Julio ya contaba con la importante ayuda de Judith Espinoza como secretaria. Por esos días también, coincidió que la Dra. Márquez presentara su renuncia como Gerente General de la CIEA, para dedicarse a ejercer y atender asuntos profesionales.

Todos los lunes a las 7.30 de la mañana Julio y el señor Nosti se reunían en CAPACO, oportunidad que servía para informar sobre los resultados y novedades de la semana anterior,  y para la firma de los cheques de la quincena cuando correspondía. Uno de esos lunes, con fecha cercana a la quincena, después de firmar los cheques, el señor Nosti dijo:

-Julio usted ya tiene más de dos años con nosotros y ha hecho un buen trabajo, sin lugar a dudas. Y yo sé que no está ganando lo que merece, pero como usted sabe los ingresos que tenemos en la fundación no permiten mejorar su sueldo como yo quisiera. Por eso he estado pensando en el futuro y creo que usted debería ir buscando a una persona que lo apoye con las tareas de la fundación, una persona que tenga potencial y la capacidad organizativa para seguir adelante y suplirlo a usted, en caso que tuviera que cambiar de empleo o recibiera alguna oferta de trabajo que lo motivara más.

Julio se quedó sorprendido, con esas palabras: -Señor Nosti es cierto que yo no estoy ganando lo suficiente, pero si a usted le dijeron que yo estoy pensando en irme de FUNDEI le han informado mal, yo estoy contento de trabajar con usted, le agradezco la confianza que me tiene y disfruto del trabajo que hago en completa libertad. Su comentario me ha sorprendido y me  hace suponer que hay algo más detrás de sus palabras.

-Julio hoy no le puedo decir más nada; solo le adelanto que lo que se proyecta en el ambiente de la Cámara será bueno para usted y su futuro. Ponga empeño en encontrar a esa persona, entrénela  bien y pronto estaremos conversando sobre este asunto.
Julio quedó entre sorprendido y contento, lo que había escuchado no era un reproche ni una advertencia, pero quedó presente en su mente la intriga. Sea lo que sea voy a buscar a esa persona, si tengo alguien que me ayude esto va a seguir avanzando. Voy a averiguar si alguna de las licenciadas que hicieron el trabajo de encuestadoras el año pasado, ya está graduada y quiere asumir este reto. Las llamó, pero ambas ya estaban trabajando en su área profesional.

Una noche antes de quedarse dormido, Julio recordó que con motivo de una visita de trabajo a “Sudamtex de Venezuela” había conocido al Lic. Ubaldo Quevedo, que  Gerente de Selección y Adiestramiento y la misma persona que había estado con su esposa, en el cumpleaños de Milton. La esposa de Ubaldo se llama Marlene, y dijo que era Licenciada en Educación, y que se encontraba ejerciendo como docente en uno de los Liceos de Maracay. Durante esa noche, mientras conversaban y vieron algunas películas, Julio pudo apreciar la personalidad, formación y profesionalismo de Marlene.

 -¿Y qué pasa si mañana llamo a esta señora, le recuerdo donde nos conocimos  y le propongo venga a conversar conmigo mañana

en la oficina?

Marlene vino temprano, tenía el turno de la tarde y conversaron durante dos horas… (Continuará)

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