jueves, 30 de abril de 2020

Dos aumentos de sueldo en un mes.


Los Cuentos de Julio 
Dos aumentos de sueldo en un mes. (7)
Roberto Rolo Luis

Hay que trabajar le dijo Julio a Carlota, le dio un beso y tomó su bicicleta para ir a visitar unas empresas de la Zona Industrial de San Vicente, para ver si encontraba algún puesto vacante.


Detrás de TEXFÍN, por la avenida Antón Philips y casi al frente de la fábrica de electrodos y gases AGA, estaban montando desde hacía más de un año una fábrica nueva, Julio la había visto muchas veces cuando salía de su trabajo en Tubinca. Voy a ver si aquí es mi oportunidad. Se paró en la cerca de la empresa, por el lado de la puerta y tocó el timbre.


-Que desea, le respondió un vigilante uniformado.

-Quiero hablar con el jefe de Relaciones Industriales, para entregar mi Curriculum y ver si hay un trabajo para mí, le dijo Julio.

-¿Usted no trabajó en la Corrugadora de Cartón? le preguntó el vigilante.

-Sí, yo trabajé allá pero de eso hace como dos años, mi nombre es Julio ¿Y usted también trabajó en Corrugadora? Yo no lo recuerdo haberlo visto.

- Yo si  lo vi a usted muchas veces en el comedor, yo soy Ramos y era chofer de uno de los camiones que le prestaba servicio de transporte a esa empresa, pero un día me despidieron, por ser viejo y ahora lo único que encontré fue este puesto de vigilante.

-Bueno señor Ramos, no se preocupe que trabajo es trabajo y mientras sea honrado, tiene que ser bueno. ¿Me va a dar el pase para hablar con el Jefe de Relaciones Industriales?

-Mire Julio aquí eso de Curriculum no se acostumbra, a mí me dejaron unas planillas para que las entregara a las personas que como usted  vinieran a buscar trabajo, y me dijeron que deben llenarla completa, colocar una foto de frente y dejarla aquí en la puerta con una copia de la cédula. Después yo las llevo a la oficina y ellos avisan a las personas que van a entrevistar. Hoy mismo ya han venido cuatro señores y una mujer para entrevista. Tome y tráigala rápido, que esto está comenzando.


Julio guardó la planilla en la misma carpeta donde traía el Curriculum y se fue para su casa a llenarla, pero cuando fue a buscar la fotografía no encontró ninguna, la  última que tenía era la que le había pegado al Curriculum y no lo quería quería dañar. Nada, le dijo a Carlota, me tendré que sacar otras. Y Carlota dijo, en la plaza Bolívar vi que hay un señor mayor que tiene una cámara montada sobre un trípode y que saca 8 fotos de carnet por 5 bolívares, pero hay que esperar un rato a que las revele y se sequen.


Julio pensó, no puedo perder tiempo tengo que llevar esa planilla mañana, mejor agarro un autobús y voy hasta “Foto Bazar Mexicano” que está cerca de la Catedral, allí  me las dan de una vez. Se bañó, se puso ropa limpia con una camisa blanca manga larga y salió. En esa tienda del centro de Maracay tomaban fotografías, vendían discos y muchas cosas más. Cuando Julio entró al bazar, estaba sonando una canción de Fernando Albuerne, titulada “Usted es la culpable” se detuvo a escucharla y luego pidió que le sacaran las fotografías. Quedaron buenas.


La planilla tenía cuatro páginas y como encabezado tenía el nombre de la empresa “J.P. Kajan, c.a”. Julio la llenó, le pegó la foto, la puso en la misma carpeta manila, para llevarla al día siguiente en la mañana.


-Aquí está la planilla señor Ramos, le dijo al vigilante apenas llegar.

-Bien, no se preocupe que ahora más tarde la llevo a la oficina, porque aún no han llegado los empleados. Esté pendiente que ellos le avisan.

-¿Y como me avisan, si no tengo teléfono?

-Tranquilo, que en la planilla está su dirección y aquí trabaja un motorizado que es el  que lleva las correspondencias. Tenga fe y ojalá que sus datos entusiasmen y lo llamen para una entrevista. Si lo llaman, usted pega seguro a trabajar.


Y pasaron como diez días y nada. Julio estaba preocupado, la plata de las prestaciones se estaba acabando y los muchachos seguían creciendo y comiendo. Tocaron la puerta, Carlota abrió y recibió un sobre blanco dirigido a su esposo que había traído un señor en una moto. Esto es para ti, ¿qué será?


Julio emocionado abrió el sobre y sacó una carta que decía: "Señor Julio, hemos leído su solicitud de empleo y queremos ampliar algunos detalles sobre la misma, en tal sentido le agradecemos asistir a una reunión que sostendremos en nuestras oficinas, el próximo viernes 14 de julio, a las 9.00 am. Agradecemos su puntualidad. Licenciado, Carlos León·.


-La alegría de Julio y Carlota extrañó a sus hijos, hacía tiempo no los veían tan contentos, los abrazaron, dieron juntos gracias a Dios y  luego le dijeron el motivo de su alegría.

El lunes a las 8.30 am Julio ya estaba en la puerta de la empresa, afeitado y con ropa limpia. El señor Ramos tenía el día libre y  por eso le presentó a otro vigilante la carta que había recibido.


-Espere un momento, que voy a avisar.

-Pase adelante, le dijo al abrir la puerta. Me muestra su cédula para hacer un pase de visitante. Aquí lo tiene, me lo entrega al salir. Vaya caminando hacia el fondo hasta que encuentre a mano izquierda una puerta grande de vidrio, allí está la muchacha de la recepción y le dirá donde es la entrevista. 


Se colocó el carnet en el bolsillo de la camisa y se dirigió, con la frente en alto, contento, seguro y confiado, de que había encontrado el empleo. 


La entrevista no fue larga, el Licenciado León le habló de la empresa, le dijo que era una inversión mixta entre TEXFIN y otras empresas, que se dedicaría a la fabricación de fibras sintéticas, para el mercado textil y que aún no estaba totalmente montada, pero como faltaba poco ya estaban contratando a nuevos los empleados. Revisó la planilla y le comentó que había una vacante como almacenista en el depósito de repuestos mecánicos y que por la experiencia previa que tenía, ese era el cargo que le podía ofrecer. También le informó que el trabajo sería por turnos y que antes de concretar su ingreso debería tener una entrevista con quien sería su jefe. Para terminar la reunión le preguntó por su familia, el motivo de la renuncia de su trabajo anterior y cuánto aspiraba ganar.


Por la pregunta Julio no supo que responder. Nunca antes nadie le había preguntado cuanto quería ganar. Entonces sin pensarlo mucho respondió que él lo que quería era un trabajo donde pudiera ganar el sustento para su familia y que "le permitiere mostrar sus conocimientos y responsabilidad". Ustedes ya vieron mi planilla y saben lo que puedo hacer, "dejo en sus manos decidir cuál será mi sueldo, yo sé que será justo". 


El licenciado dijo: inicialmente no será mucho, pero como esta empresa está comenzando, aquí hay futuro y su sueldo mejorará con el tiempo. Le extendió la mano diciendo: Venga esta tarde a las 2.30 pm para conversar con el Jefe del Taller, que es un ingeniero Suizo, pero que habla muy bien el español.


A pleno sol salió Julio y las dos de la tarde ya estaba en la puerta de “J.P Kajan, c.a” esperando que lo dejaran entrar para conocer al que sería su jefe.


-Pase adelante y siéntese dijo el ingeniero, que tenía la planilla de Julio sobre el escritorio. Por lo que veo usted es una persona con alguna experiencia en trabajos de laboratorio y en almacenes, pero me gustaría saber cuál ha sido el trabajo que más ha disfrutado, lo que en verdad le gusta hacer.


-Bueno, cuando he tenido la oportunidad de trabajar con mecánicos,  reparando o poniendo a punto una máquina, o construyendo alguna pieza o estructura me he sentido muy bien, respondió Julio.


- Esta es una fábrica nueva con tecnología totalmente alemana, así que todas las piezas y medidas que se emplean, en los procesos, el taller, los laboratorios y en los planos están indicadas  en el sistema métrico decimal, aquí no verá nada de pulgadas. El trabajo para el que lo vamos a contratar es de mucha responsabilidad. Las diferentes tareas del montaje y lo rápido en que se han debido realizar, dieron como resultado que muchas las piezas hayan quedado en desorden. Esas piezas representan un gran capital y es necesario ponerlas en orden para poder llevar un Kardex de las mismas, y reponerlas antes de que se agoten. Si hoy tuviésemos la necesidad de utilizar algún repuesto no sabríamos dónde encontrarlo.  El lugar donde trabajará es el futuro depósito de herramientas y repuestos, es cerrado, tiene aire acondicionado y queda al lado del taller. Venga conmigo.


Cuando el ingeniero abrió la puerta aquello era una chivera de cosas nuevas, un verdadero caos apilado de cualquier forma por el piso. Había un pequeño escritorio, una silla, cajas de tornillos, planos de las maquinarias, catálogos de repuestos, electrodos, repuestos eléctricos, caretas de soldar, cascos de seguridad, herramientas nuevas, controladores electrónicos, accesorios de laboratorio y cualquier otra cosa que alguien se pudiera imaginar.  También había en un lado cerca de la pared,  las estructuras de unos estantes metálicos, por armar.


-¿Qué le parece? Aquí es donde va a trabajar y esto es lo que queremos que ordene y controle. Debo decirle que usted y yo tendremos las llaves de este almacén y solamente nosotros podemos entrar. Nada de confianza con ningún trabajador y nada de lo que está aquí se entrega si no se presenta una orden y firmada por mí. ¿Está claro? Tenga en cuenta que este trabajo es muy importante para la empresa y nuestro gerente general ha puesto mucho énfasis en que se haga muy bien.


-No hay problema ingeniero, yo me encargo de esto y haré un buen trabajo, veo que las etiquetas de esos repuestos están escritas en alemán y yo no conozco ese idioma.

-Yo tampoco hablo alemán, pero el gerente general ofreció acercarse en algún momento si teníamos algún problema para ayudarnos a identificar algún repuesto. Otra cosa, debe comenzar mañana mismo. Vaya a Relaciones Industriales para que le den el uniforme y su carnet de identificación.

-Cuente conmigo. ¿Le puedo hacer una pregunta?

-Diga.

-¿Cuánto voy a ganar?

-En este momento yo no lo sé, pero comience y luego vamos viendo.


Y así fue como Julio se inició en una empresa moderna, nueva y de alta tecnología. Por la mañana y sin que nadie se lo ordenara, lo primero que hizo al entrar al almacén fue dar gracias a Dios y empezó a apartar un poco las cosas del piso. Después comenzó a armar los estantes que eran atornillados. El primer día armó nueve y un mueble con gavetas para clasificar y colocar tornillos y piezas pequeñas. El jefe del taller no pasó por el almacén en todo el día y Julio terminó la primera jornada sin saber cuánto estaba ganando y eso fue lo primero que preguntó Carlota cuando llegó a la casa.


Al día siguiente en la mañana, comenzó a limpiar y a colocar en los estantes las piezas más grandes y que le parecían iguales, cuidando que quedaran con la etiqueta que tenían hacia adelante. Ahora es cuando faltaban cosas por hacer, pero ya se estaba viendo el trabajo. Por la tarde vino el jefe y se sorprendió al ver como se estaba realizando el trabajo. Ya no quedaban muchas cosas regadas por el piso, le preguntó a Julio cómo se sentía, lo felicitó y se fue sin decir más nada.


Por la mañana del miércoles, apenas marcar su tarjeta, el vigilante le dijo que pasara por la oficina de relaciones industriales.


Llegó a la puerta de la oficina junto con el licenciado Carlos León, quien apenas abrió la puerta dijo: Pase Julio, lo felicito, su jefe ayer por la tarde le aumentó el sueldo. Es la primera vez en mi vida que veo una cosa así. Yo le había asignado el salario de un mecánico de tercera que es de 28 bolívares pero el ingeniero me dijo que lo pasara de una vez a mecánico de segunda, para que gana 35 bolívares. Siga así y llegará lejos.


Ya habían transcurrido tres semanas y media, el deposito se veía ordenado, los repuestos estaban a la vista y bien colocados, todos tenían una etiqueta colgando, algunas estaban escritas en alemán y en otros la etiqueta era nueva y estaba en blanco. Los electrodos, las carteras de soldar, los delantales, los guantes y las chingalas de cuero para los soldadores, estaban dobladas y clasificadas en un mismo estante, junto con las piedras de esmeril, las lijas, los manómetros, las  mangueras  y los picos para la soldadura autógena. Ya no había nada en el piso. Sobre el escritorio estaba un vernier, unos catálogos y las fichas del Kardex, que Julio había comenzado a llenar con la identificación del producto, su ubicación y la cantidad existente.


Era viernes como a las 4 de la tarde, cuando asomó por la ventanilla del almacén la cara de un señor al que Julio no había visto nunca y que con acento alemán le dijo:

-¿Me puede abrir la puerta?

-¿Y usted quien es, preguntó Julio?

-Soy Alfred Kraus, el gerente general.


El hombre pasó, era blanco, alto, de pelo claro y que usaba lentes de montura negra. Encendió un cigarrillo y mientras lo fumaba se estuvo paseando con calma entre las estanterías, viendo los repuestos, leyendo algunas de las etiquetas y la limpieza y el orden que había en el lugar. Cuando termino su visita y antes de salir, le dio un apretón de manos a Julio y le dijo: "Outfidersen" = (Hasta la vista..)


El lunes siguiente llamaron a Julio para decirle que el gerente general había ordenado un nuevo aumento de sueldo para él. Ahora pasaría a ganar el mismo salario de un mecánico de primera, que era 40 bolívares diarios. Estaba contento. Recibir dos aumentos en quince días nunca lo hubiera imaginado.


Carlota y los dos muchachos estaban felices, las cosas ya  estaban mejorando en la casa, pero ... Continuará.


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